Hoy te pude ver.
Sí, te vi.
Te vi en un recuerdo, cargado de nostalgia, cargado de cercanía; tan lejos, tan cerca.
Te vi en mis ojos, te vi en Europa y en Ámérica.
Te vi en el comedor de la casa planeando un fin de semana, también te vi allá donde sólo tú sabes dónde estás, quizás pensando que la semana ya no tiene fin.
Tus ojos embelezados con cuadros de Goya, cansados y agobiados por el trabajo pesado.
Tus oídos fascinados, tu corazón emocionado gracias al violinista rumano que te brindó una melodía.
Tus oídos destrozados, tu corazón sólo trabajando, gracias al ruido de las máquinas.
Hoy te vi, entre ruidos de máquinas y canciones de Arjona, yo sé que igual hay música en tu corazón, sólo cambió la melodía.
Hoy en la inmensidad de "Ciudad Trabajo", hice un campo para ti en mi memoria y te puse un sillón, una guitarra, una melodía de Elton John, te puse una copa de vino tinto.
Me senté a tu lado y cantamos hasta quedarnos roncos y cuando mi voz se perdió en el llanto, empecé a escribirte papito querido.
Sí, te vi.
Te vi en un recuerdo, cargado de nostalgia, cargado de cercanía; tan lejos, tan cerca.
Te vi en mis ojos, te vi en Europa y en Ámérica.
Te vi en el comedor de la casa planeando un fin de semana, también te vi allá donde sólo tú sabes dónde estás, quizás pensando que la semana ya no tiene fin.
Tus ojos embelezados con cuadros de Goya, cansados y agobiados por el trabajo pesado.
Tus oídos fascinados, tu corazón emocionado gracias al violinista rumano que te brindó una melodía.
Tus oídos destrozados, tu corazón sólo trabajando, gracias al ruido de las máquinas.
Hoy te vi, entre ruidos de máquinas y canciones de Arjona, yo sé que igual hay música en tu corazón, sólo cambió la melodía.
Hoy en la inmensidad de "Ciudad Trabajo", hice un campo para ti en mi memoria y te puse un sillón, una guitarra, una melodía de Elton John, te puse una copa de vino tinto.
Me senté a tu lado y cantamos hasta quedarnos roncos y cuando mi voz se perdió en el llanto, empecé a escribirte papito querido.