sábado, 14 de julio de 2012

Capítulo II : El temor

Mi café ya frío se deslizó de golpe por mi garganta, apagué rápidamente mi cigarrillo y con fingida calma lo saludé desde mi vereda. A estas alturas ya habría notado mi nerviosismo... qué cagada.

Me devolvió el saludo y sonreí, él también me sonrió, por cortesía supongo.

En algún momento de todos los que compartimos, le conté lo de las convulsiones y todo eso, luego pensé que había sido una pésima idea ... "¿creerá que estoy loca?".

A veces cuando tenía el valor suficiente para salir de mi casa, me ponía los audífonos para no tener que escuchar lo que no me importaba, Bruce Dickinson sustituía los carajazos de un micrero, por una estrofa de "The trooper" y así el mundo era mejor.

Salía a caminar y sabía que nos íbamos a encontrar, los amigos de siempre, el lugar de siempre ... y nosotros. Hoy era uno de esos días.

Caminando en una estrecha vereda, Amy me dice al oído: "...i told you i was trouble, you know that i'm no good" ... - debería tener un cartel que dijera lo mismo- pensé yo.

- ¿Por qué no comías?- me preguntó.
- ...y entonces dije que no me iban a internar -dije yo, fingiendo no haber escuchado la pregunta.
- ¿Pero por qué no comías?
- ...después se olvidaron del tema y al final no me internaron.

No volvió a formular la pregunta, intuyó que no quería responder.

Él tenía esa facilidad para entender todo sin tener que decirle nada.

Eso era bueno, después de todo, un desorden alimenticio no era tema para una caminata.

Un latigazo de frío me azotó la cara. Le dije:

- Si el frío tuviera madre, estaría parada en esa esquina.
-Porqué????
- Porque hace un frío hijo de p...

Soltó una carcajada y luego se quedó mirándome, yo no quise devolverle la mirada tenía la sensación de que descubriría todo, hubiera mirado de frente a Medusa pero a él no.

- ¿Porqué hablás de morir? - me preguntó.
- ¿No sos vos el que dice que todos vamos a morir de algo?
- Sí pero lo digo pensando en mí.

Le miré de reojo y lo ví ponerse serio.

Seguro se habría acordado de algo, después de todo su seriedad no tendría que ser por mi hipotética muerte.

- ¿Dame quinto niñita?

Miré para abajo, su moreno rostro, las quemaduras en sus mejillas, sus ojotas que no resguardaban sus pies del frío y su mano extendida hacia mí.

- ¿Y tu mamá? - le pregunté.
Extendió su bracito hacia adelante señalándome a un personaje de oscuras vestiduras salpicadas de colores.

- ¿Vamos a comprarte un sandwich?- ella asintió con la cabeza.

A veces la posibilidad latente de morir, nos hace querer preservar la vida de los demás.

Me despedí de todos excepto de él.

- ¿Llevame a mi casa, porfa?
La sorpresa se dibujó en su rostro...
- Claro... claro...vamos.
No sabía si él hubiera querido quedarse, realmente no me importaba.

Dentro del auto me debatía entre abrir la caja que posiblemente desataría el caos entre nosotros, o tragarme la llave para no cometer el mismo error que Pandora.

- Llegamos - me dijo.

Me sentí incómoda por el ruidoso silencio de mis cavilaciones poco fructíferas a este punto.

- Ok. Gracias.
- A ver cuando nos vemos... No te pierdas.


martes, 10 de julio de 2012

Capítulo I : Desapariciones

Un poco somnolienta aún se dispuso a tomar su café de la mañana... a las 13:00.

Una sucesión de hechos confusos todavía rondaban en su cabeza tratando de encajarse como un puzzle en el que nada tenía sentido.

Todos los días trataba de repasar lo que había hecho el día anterior y lo que tenía por hacer en el día presente, algo simple para el resto de los mortales, una tortura para ella.

Hacía algunos años ya de la primera convulsión, algo a lo que ningún médico encontraba explicación. No era epilepsia, posiblemente un nervous breakdown... también los idiomas se le confundían.

Tres idiomas , uno de ellos el español, su lengua materna, a estas alturas un poco inservible ya que no recordaba muchas palabras y las reemplazaba con el inglés o el portugués.

"Tengo que leer más" se había dicho en innumerables ocasiones, pero también esto se le olvidaba.

"Tengo que volver a escribir" dijo también, pero le hacía falta un poco más de valor para hacerlo, en su cabeza no todo era tan simple como para pensarlo y hacerlo.

Los sueños extraños y la realidad confusa la sumieron en un ostracismo voluntario al que se entregó sin mucho esfuerzo como algo que no quería pero lo aceptaba.

"Alguna vez pensaste que no ibas a vivir mucho?" - me preguntó.

Yo no supe qué decir, ella solo respondió: "...yo lo pienso todo el tiempo".

Me dijo que a veces necesitaba alejarse del mundo para entenderlo. "...y cuando te alejás demasiado, dejás de existir... eso es lo que me está pasando"- me dijo.

A veces la veía salir al mundo, era un hecho extraño, casi una ocasión para celebrar.
No era que no tuviera amigos, tenía muy buenos amigos, sus "brujas" como ella les decía, un par de amigas incondicionales a las que visualizaba como a un Robin duplicado siempre al lado de esta Baticosa que era ella.

Su salida al mundo nunca se prolongaba como algo normal entre amigos, era más bien algo para decir: "no he desaparecido aún".

Nunca entendí su facilidad para jugar con las palabras, pero era muy divertido, ella decía que era porque solo estas la acompañaban todo el tiempo.

"Las palabras son mis 'bitches'" -me dijo entre risas- "...nunca me dejan aunque yo sólo las use".

Yo sabía que en algún momento de la charla, no importaba cuán interesante estuviera, ella se levantaría y diría: me voy.

Y nadie decía: quedate. Sabíamos que era inútil decirlo.

Yo solo le decía:"A ver cuando nos vemos, no te pierdas!".

En realidad quería decirle que no se alejara demasiado, no quería que desapareciera como ella decía que lo haría algún día.

Desde mi acera la observé exhalar una última bocanada de humo y terminarse su café.

Me gustaba ver cuando despeinaba su cabello mutilado como diciendo "eso fue todo" y entraba a su casa.

Esta vez sin embargo advirtió mi presencia.

Desde su vereda me saludó llevándose la mano hacia la visera imaginaria, "saludo de paco" como decía ella, la saludé de la misma forma y sonreímos.

Ella entró a su casa y yo tuve ganas de gritarle que no se alejara mucho... no quiero que desaparezca.