sábado, 16 de septiembre de 2006

EL GATO


Y así era nomás la cosa, porque al niño le dio rabia el pobre gato que no tenia culpa de nada de lo que había pasado hacía unos días en su casa.

En esos días la casa se volvió triste y los atardeceres en los que el sol hacía brillar las hojas de los árboles de norte a sur, ya no extasiaban a nadie en la casa.

A lo lejos se escuchaba el latir del tacú, que con su invariable sonido anunciaba el majau de charque para la cena y sólo la noria lloraba al gato.

Pero ya no había vuelta atrás, el gato, que en vida fue "Cachito" , había dejado sus siete vidas atrás y con él, se llevó parte de la rabia que el niño sentía por la muerte de su madre, doña Consuelo Vda. de B. Ahora era él quien se quedaba sin nadie en el mundo y su única, fiel y tan odiada compañera era la soledad, que le producía esa rabia irreprimible, que a sus 12 años venía a arrebatarle toda la alegría de su infancia y le dejaba un gato muerto a manos de él mismo.

Porque lo ahogó en la noria y aunque el gato maullaba como poseído, a Pedrito no hubo quien lo convenciera de no matar al minino. Y es que el pobre gato no tuvo la culpa de ser el mimado de la madre de Pedrito, quien pensó que matando a "Cachito" mataría su tristeza.

En todo esto pensaba Pedrito mientras las lágrimas le corrían por las mejillas por primera vez después de dos días del entierro de doña Consuelo, porque como había dicho la costurera : "el niño se asustó y no suelta una lágrima ni pa' remedio..."

Pero ya se hacía tarde y había que enterrar al gato porque lo ahogó dejandole el felpudo cuerpo fuera de la noria , ya que quiso darle "una tumba digna". Así que lo enterró debajo del cupesí de la estancia. En eso escuchó la voz de la criada: - ¡ Niño Pedrito ! ¡ su tía dice que saque sus cosas porque tienen que irse y el tren no espera ! Pedrito terminó de enterrar al gato y se despidió: - Chau Cachito, disculpá que me haya enojau con vos; pero vos sabés que cuando uno es pelau y malo como yo , se hacen burreras.

Así se disculpó el niño, pero yo todavía no me he olvidau del sabor que tiene el agua de noria en el hocico mientras uno patalea y rasguña pa' no irse pa'l otro lau.

sólo quería que sepa Pedrito que ya lo disculpè y que su mamá .... lo saluda desde acá.


El Gato.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Djenme a Pedrito 5 minutos, y con gusto lo paso "pal otro lau" en la misma noria, seria un placer.