miércoles, 24 de julio de 2013

BRUJA


Me hundí en tu boca mientras hablabas, caí en un espiral formado por tus palabras, me sumergí gustoso en tus opiniones y apreciaciones de cada tema que tocabas. Mis ojos se iban cerrando al compás de cada sílaba que pronunciabas.

Te respiraba. Ya no era oxígeno, eras vos y yo te respiraba.

Me decías las cosas a mí y sólo a mí… hasta que en tus labios se dibujó una sonrisa amplia, más amplia que mi admiración por vos, volteaste la cabeza y le preguntaste:  “no es cierto?”
Y él, con esa sonrisa que quería borrarle a golpes, te respondió: “absolutamente”.

Tomó tu mano y la besó y vos reíste como si fuera el primer beso de tu vida , y junto con vos , todos los de la mesa.

Sentí  que las risas caían sobre mis espaldas como bloques de cemento… pero yo también reía.

Nos levantamos de la mesa y cada quien se puso su abrigo. Él te ayudó con el tuyo y vos volviste a regalarle una sonrisa.

“2-0” pensé.

No es mi mayor virtud recordar esas cosas.

Yo todavía te respiraba, pero ahora sentía que me ahogaba, que me habías ignorado y que ahora te estabas yendo y aún así te adoraba. Que te habías reido con otro y que otro había besado tu mano y que aún así iba a querer esa sonrisa y esa mano para besar.

“Bruja! Esto es cosa de brujas!” pensé mientras trataba de entenderme.

“Me acompañás?”

Tus grandes ojos frente a mí y mis pulmones se volvían a llenar de vos.

“Claro” dije y sonreímos.




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